La historia comienza como todas las buenas historias… un bonito y soleado día de Noviembre. Un día como otro cualquiera, con miles de posibilidades y aventuras por vivir. Y quizá una, que si no la peor, si que fue un fastidio ocurrió. Mi iphone acabó con la vida de su segunda tarjeta SIM, me vais a permitir que avance más rápido por esta parte resumiendo en que llamé a Apple y me aceptaron un cambio de terminal.
Cuando te aceptan cambiarte el terminal, el proceso a seguir es el siguiente: te llega un sobre de “MailBoxes, etc…” la antigua UPS, donde metes tu iPhone en una cajita y dentro de un nuevo sobre que le vuelves a dar a tu repartidor.
El sobre llega a Holanda, donde comprueban que lo que les dijiste era cierto y te aprueban el cambio por uno nuevo o reparado.
Luego te lo vuelven a enviar en una cajita negra sobria pero muy elegante, aproximadamente unos 5 días o 6 después de tu enviarlo.
Pues bien, con un poco de exageración y con intención de entreteneros en lo posible, os voy a relatar a lo largo de los próximos 6 días las peripecias de un iPhonero sin iPhone, o lo que es lo mismo “Como se vivía el siglo pasado, cuando no había iPhones”.